Un año en el “Motherland”: cómo el voluntariado se convirtió en un viaje de identidad
"No sentí nostalgia de casa, sino más bien que por fin estaba en un lugar donde podía redescubrirme."
Cuando Ngoc Anh decidió hacer un voluntariado en Vietnam en 2011, no fue una elección sencilla. Ya había empezado la universidad, más por inercia que por convicción, y sentía que le faltaba rumbo. A diferencia de muchos compañeros, aún no había salido al extranjero. Entonces apareció una idea nueva: ¿y si voy a Vietnam, al país de mis raíces?
Hija de padres vietnamitas que llegaron a la RDA como trabajadores contratados, creció en Sajonia. Conocía Vietnam solo a través de los viajes familiares y los relatos de su infancia, pero esta vez quería otra cosa: viajar sola, vivir en otro país y hacer algo con sentido. Para ella, el voluntariado no significaba simplemente trabajar, sino llegar – a un lugar que le pertenecía de alguna forma, aunque le resultara extraño.
Lo que empezó como seis meses de estancia autofinanciada terminó convirtiéndose en un año entero. Compartió piso con estudiantes vietnamitas, aprendió el idioma, se implicó en la vida cotidiana y tejió amistades con voluntarios locales. Mientras otros voluntarios extranjeros se quejaban de la falta de estructura o de la nostalgia, Ngoc Anh se sintió en el lugar adecuado: “No extrañé Alemania. Al contrario: fue la primera vez que sentí que podía descubrirme de otra manera.”
A primera vista, los vietnamitas la percibían como una de los suyos. No la miraban con curiosidad, como a los voluntarios europeos. Eso, dice hoy, le permitió construir amistades más profundas y duraderas. El distanciamiento de Alemania y de los roles familiares le dio el espacio para repensar su identidad. “De repente entendí formas de comunicarme y valores que antes solo relacionaba con mis padres – y muchas veces de forma negativa. Ahora tenían otro sentido.”
Ese año en Vietnam marcó un antes y un después. Volvió varias veces, siguió en contacto con la comunidad de acogida y hasta llevó a su hermana consigo. “El voluntariado fue lo que me hizo regresar una y otra vez.”
Hoy, Ngoc Anh participa en redes viet-alemanas, trabaja como cantante y performer, y explora su identidad a través del arte. Su canción Motherland, grabada con un equipo viet-alemán, se estrenó en 2022, diez años después de su voluntariado. Para ella, fue como cerrar un círculo.
Su experiencia no fue un “año puente” entre estudios, sino el inicio de una reflexión vital sobre identidad, raíces y responsabilidad. Y a quienes tienen un trasfondo similar les lanza un consejo claro: “Si tienes la oportunidad de vivir en tu ‘tierra de origen’, hazlo. Es una experiencia completamente distinta a viajar con la familia. Estoy agradecida de haberla vivido con poco más de veinte años.”